sábado, 18 de octubre de 2014



4. Una enferma de Ébola, en portada.

La crisis provocada por el virus del ébola desató un gran despliegue informativo de los medios, particularmente de los diarios, que compitieron en conseguir fotos de los protagonistas. Provistos de potentes teleobjetivos y desde edificios colindantes al Hospital Carlos III de Madrid, los fotógrafos trataron de mostrar a la paciente afectada, Teresa Romero y a las demás personas sometidas a cuarentena, entre ellas, su marido.

El diario El Mundo consiguió una fotografía de la auxiliar de enfermería con una mascarilla de oxígeno, dentro de la habitación, que publicó en portada y a 4 columnas, el domingo 12 de Octubre. La fotografía fue tomada de noche (la persiana exterior está a oscuras), aprovechando algún descuido del personal que la atiende, que levantaron un poco la persiana permitiendo ver parte del interior de la habitación.

Dos días después, el martes 14, Víctor de la Serna publicó una interesante columna de su sección "Hojeando/Zapeando", dentro de las páginas de Comunicación. En ella daba cuenta de la polémica en las redes sociales provocada por esa publicación, y planteaba las dudas que había generado: ¿era lícito publicarla, era ético, era legal?

De la Serna aludía a las excesivas prevenciones que hay actualmente antes de publicar imágenes presuntamente polémicas y recordaba que John Hohenberg, de la Universidad de Columbia, inculcaba a sus alumnos su máxima de "Publish, and be damned!", o sea, "¡publica y que te maldigan!".

De la Serna afirmaba que "de una justificada sensibilidad se ha pasado a una obsesión censora de todo lo desagradable o catastrófico". Y comparaba que otras muchas fotos de enfermos de ébola y muertos  por el virus en África, no levantaron estas protestas.

El periodista recordaba lo que marca El Libro de Estilo, de El Mundo. "Los requisitos para publicar una fotografía son: 1. Que sea noticia en sí misma. 2. Que acompañe una información relevante. 3. Que añada información insustituible y enriquecedora. 4. Cuando excepcionalmente se quiera ejemplarizar sobre tragedias. Cuándo nos debemos plantear no publicar una fotografía: 1. Cuando su valor resida solo en un morboso impacto visual. 2. Cuando hiera la sensibilidad y no aporte apenas información. 3. Cuando aumente el dolor de los familiares".

De la Serna concluía que la imagen borrosa de la enfermera, que ilustraba la portada y confirmaba que seguía viva y luchando por su vida, no resultaba morbosa ni dolorosa; más bien esperanzadora. Y por eso se podía publicar, y se publicó.
Concluyamos elogiando el tesón y la paciencia del fotógrafo Javier Barbancho, que debió pasar largas horas con el ojo en el visor de su cámara, hasta que logró una exclusiva de gran valor informativo.


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